domingo, 22 de diciembre de 2013

Difíciles despedidas, amargos recuerdos, duras caídas.

Dejar atrás este año va a ser difícil.
No es que haya sido un año estupendamente bueno pero en este año han ocurrido demasiadas cosas de principio a fin, reencuentros, enfados, desenfados, perdón, amor...
Ha sido un poco locura mirándolo bien, ha sido un año eterno y pese a eso no quiero que se acabe.
Este año he dejado atrás a una de las personas que más he querido, quiero y querré, a mi abuelo. El día 13 de diciembre mi abuelo falleció y fue un golpe demasiado duro para mi. Mi familia siempre ha sido uno de los pilares más importantes de mi vida, y ahora estoy como que me falta una pata en mi mesa y todo se está tambaleando mucho.
No quiero que se acabe el año porque no quiero dejarlo atrás, no quiero hacer frente a que ya no está y a que nunca volverá, pero supongo que es lo que toca.
Últimamente siento que mi vida está vacía, yo misma me siento vacía, intento ser alguien que no soy de cara al exterior por no preocupar a las personas que me quieren, en especial a mi mamá. Intento sonreír mucho, aparentar ser feliz, que nada me hace daño, para que crea que soy fuerte y que lo estoy superando, pero en verdad no es así, por dentro estoy derruida como una casa en ruinas no siento nada que me motive, nada que me impulse a seguir, nada que me mueva a hacer las cosas, y eso es muy triste.
He perdido mis aspiraciones y mi yo, a cambio, ha ganado temores, temor a fracasar, a que algo salga mal, a quedarme sola, a que nadie me quiera, a no ser yo, a no saber quién soy...
He perdido mi forma de escribir, no me gusta como escribo ahora, y me da rabia. Quizá no me guste como escribo porque quizá esté vacía.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Y le perdí.

Sin saber cómo ni cuándo él llegó a mi vida, arrasó con todo, lo puso del revés, le dio la vuelta a aquello cuanto se encontraba a su paso, incluido mi corazón. Fue pasando el tiempo y entre los dos fuimos ordenando aquel caos que previamente se había formado en nuestras vidas, nos encargamos de decorarlo a nuestra manera, de construirlo juntos, de ser uno.
Lo fuimos todo sin ser nada, no entendíamos qué era lo que teníamos, pero no nos importaba. La gente preguntaba si éramos pareja, amigos, amantes... Nosotros siempre contestábamos que eramos nosotros, y eso nos bastaba.
Khrónos hizo de las suyas acelerando nuestras vidas, y a la vez que se aceleraba todo, nuestros intereses cambiaban. Tú querías un nosotros verdadero, responder a las preguntas que la gente hacía diciendo que eramos ''novios'', para mi el nosotros estaba bien, para mi el nosotros era más verdadero que cualquier otro sentimiento. Tú querías poner fecha, celebrar aniversarios, a mi me gustaba celebrar cada momento que pasaba contigo, porque cada momento era un aniversario. Tú querías salir a la calle y cogerme de la mano, gritar a los cuatro vientos que eramos nosotros, a mi me gustaba mantenerlo para mi, creo que no hay necesidad de aparentar que estamos juntos, no hay necesidad de mostrar que estoy con alguien, o que quiero a alguien, no hay necesidad de hacerlo artificial, con que tú supieras que te quería me sobraba.
Lo sabías, yo lo sabía y solo los amigos más cercanos lo sabían, sin fotos, sin fechas, sin cosas artificiales, yo te quería.
Pero eso no bastó y a pesar de lo que nos queríamos, que no nos importaba nada ni nadie, que no teníamos fecha de caducidad y no dábamos explicaciones, te perdí.
A pesar de quererle más que a mi misma le perdí.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Mentiras que se basan en mentiras.

A él le gustan mis piernas, a mi sus brazos. A él le gustan mis ojos, a mi su sonrisa. A él le encanta acariciarme el pelo, y a mi que lo haga. A él le gusta deslizar su dedo por mi espalda, a mi me gusta cuando lo hace. A él le gusta que me acueste sobre su pecho,  a mi me encanta sentir su respiración y sus latidos. A él le gusta poner la cabeza sobre mis piernas, a mi acariciarle el pelo cuando lo hace. A él le gusta morderme, a mi me gusta acariciarle. A él le gustan las fotos de pareja, a mi no. A él le gusta salir y que nos vea la gente, a mi me gusta darle la mano discretamente. Al fin y al cabo no somos tan diferentes. Nos complementamos. O no.
Yo no sé ya que pensar, sé que me quiere, y yo sé que le quiero, pero no sé si nos queremos de la misma manera. No me gustan las fotos de pareja, ni los besos en sitios públicos, ni gritar a los cuatro vientos si estoy con él, o si le quiero, o si vamos al cine, o si nos quedamos en casa. A él le gusta que la gente se entere, para que nos tengan envidia, dice.
Creo que cometemos un error al separarnos, pero también creo que en el fondo es lo mejor. Ante todo amigos.

lunes, 28 de octubre de 2013

Adelante por los sueños que aun nos quedan, adelante por aquellos que están por venir.

'Adelante porque no importa la meta, el destino es la promesa de seguir adelante'.
Hoy, a 28 de octubre de 2013, en segundo de bachillerato, con toda la vida por recorrer, busco desesperadamente motivaciones que me animen a seguir adelante.
En principio mi motivación era: si apruebas selectividad te sacas el carné, te vas de vacaciones con tus amigas y te pasas un verano de olé. ¿Y después?
Después, no sé, no sé si lo que quiero estudiar verdaderamente me va a gustar, es una decisión muy importante y no se puede tomar a la ligera. Quiero encontrar aquello que de verdad me apasione, que cada mañana al despertar me sienta feliz por hacer aquello que me gusta. Quiero sentir esa pasión que se siente cuando encuentras la verdadera vocación... Pero es tan difícil...
Mientras tanto toca estudiar cosas que no me gustan, que probablemente no me sirvan para nada y que después de este año olvide. Toca aguantar a profesores que te hacen la vida realmente imposible. Toca aguantar el dormir más bien poco, las tardes de flexo y manta, el frío, la desgana, el cansancio. La desmotivación al ver que no obtienes los resultados queridos...
¿Y para qué? Para acabar estudiando algo que no te apasiona, para acabar en paro, para acabar viviendo a los 35 con mis padres, soltera y amargada.

lunes, 14 de octubre de 2013

La triste historia de una ciega y un cobarde.

Por fin he comprendido que no podemos ser nada. Por fin abrí los ojos y me di cuenta. Esta vez, para variar, no me ha hecho falta estamparme contra un muro para darme cuenta, solo me hizo falta una conversación estúpida y un par de palabras intercambiadas.
Somos dan diferentes, y a la vez tan iguales... Te guardo cariño, pero te mentiría si te dijera que no me das pena, y es que sí, en el fondo de mi corazón el amor se convirtió en odio, el odio en ira, la ira en tristeza, la tristeza en melancolía, la melancolía en alivio y el alivio en pena. Es un sentimiento muy pequeño, guardado en una esquina al fondo, pero ahí está.
Ya no siento nada cuando oigo cosas tuyas, ni cuando leo conversaciones antiguas, ni si quiera cuando hablo contigo. Ese vacío y esa indiferencia me han hecho darme cuenta de que en realidad, nunca seremos más de lo que un día fuimos, dos extraños que se amaban sin apenas conocerse, nunca seremos más de lo que tuvimos, una historia distorsionada y dos personas que no sabían distinguir la realidad de la mentira.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Tardes de lluvia y melancolía.

Otra vez me ha vuelto a pasar lo mismo. Ha de ser que con el frío también llegan los recuerdos. Que las tardes de manta y peli evocan a un pasado que se fue, a un tiempo que no volverá, a personas que se olvidaron de tu nombre, y a te quieros que jamás volverán a ser pronunciados.
Ha de ser que el mirar por la ventana y ver la lluvia caer me hace plantearme en todo lo que fuimos y nunca seremos, en todas las lagrimas y en todos los recuerdos. En todos los momentos que la lluvia ha barrido.
Últimamente no me siento bien. Sé que algo está cambiando, y no sé el que. Ahora, con un nudo en la garganta, y lágrimas asomando por mis ojos, creo que tengo miedo al cambio.
Me da miedo dejar atrás a toda la gente que quise, que un día formó parte de mi vida y que ya no está. Me da miedo el enfrentarme a nuevos tiempos yo sola, el no tener a nadie que me ayude, que me tienda su mano y me guíe hacia adelante aun que esté más perdido que yo.
Pero, como todo, los miedos hay que superarlos. Hay que secarse las lágrimas, desacerse el nundo y gritar ¡joder, yo me guiaré! Seré la propia luz que alumbre mi camino, me encargaré de no desfallecer, y cuando vea que me estoy apagando descansaré. Me encargaré de recordar cada momento con una sonrisa, sin pena ni miedo, sino con alegría por aquello que tuve, y aquello que vendrá.
Y que sea lo que tenga que ser, porque lo que tenga que venir, vendrá.

Tantos tipos de amor, tan pocos sentimientos.

Amores que matan. Amores que se viven. Amores no correspondidos. Amores que alivian. Amores lejanos. Amores fugaces. Amores eternos. Amores vivaces. Amores utópicos. Amores idealizados. Amores pasionales. Amores de aquí y de allí.
Tantos tipos de amores, tantas clases de pasiones y los mismos sentimientos, primero te emocionas, te ilusionas, fantaseas, idealizas, sientes mariposas, miedo, pasión, todo eso lo sientes a la vez. Después, nada. Un abismo, te sientes vacía, como si te hubieran sacado las entrañas con una cuchara poco a poco y tú no pudieras hacer nada, sientes dolor, rabia, impotencia, pero no puedes hacer nada. Alguien te susurra 'shh esto ya pronto acaba', y tiene razón. Cuando acaba ya no hay nada. Ni vacío, ni pena. Ni amor, ni dolor. Ni pasión, ni desenfreno. Solo una sonrisa de gilipollas y un solo pensamiento en la cabeza. Solo un te quiero fugaz al que se le robó el dueño y que ya nunca será pronunciado.

jueves, 12 de septiembre de 2013

¡Quéjate, rebélate, exprésate! Pero sobre todo, sé libre y sé feliz.

Es tarde y me apetece escribir, aun que ahora no tengo tema fijo. Suena 'Nothing Else Matters' de fondo, mi moño y mi cara de sueño demuestran que no ha sido una noche muy productiva. Desaprovechamos el tiempo continuamente, sin darnos cuenta somos meros espectadores de él, nos quedamos sentados viendo como se escapa, como cada segundo corre, como cada minuto muere, como cada hora es irrecuperable, y hora a hora se forman días, meses, años, incluso décadas en las que no nos sentimos para nada productivos.
¿Qué he hecho con mi vida estos diecisiete años? ¿Qué haré los próximos diecisiete? Definitivamente no tengo respuesta, no sé qué he hecho, qué haré ni qué estoy haciendo. Lo que sé es que valoramos muchísimo menos de lo que deberíamos cosas de la vida cotidiana.
Hago un pequeño inciso para decir que la canción se ha acabado, y suena 'Grita' de Jarabe de Palo, y sin querer me sale una sonrisita, porque está canción es lo puto mejor.
Prosigamos, valoramos poquísimo las cosas que tenemos continuamente en nuestra vida tales como la familia, los amigos, e incluso el sol. Todo ello puede desaparecer en menos de un segundo, no dejemos que se vaya tan fácil, o al menos no que lo haga en vano. Logremos que cuando se vaya un familiar, quede en nuestro corazón, que cuando se vaya un amigo sea para dejar paso a otro y que cuando el sol se esconda sea para dejar paso a otro día nuevo, y a una nueva oportunidad de mejorar, de progresar, de avanzar.
No sé qué quiero hacer con mi vida, no tengo claro nada, no tengo vocación, pero sé que quiero ser alguien, quiero descubrir un trabajo que me encante, que me llene, que me sienta realizada. Quiero que cuando me vaya alguien me recuerde, y cuando oiga mi nombre sonría. Quiero hacer tantas cosas... Y eso no se consigue esperando sentada a que lleguen oportunidades, se consigue saliendo a la calle, corriendo como loca tras de ellas, llamando la atención a la suerte y atraiéndola hacia nosotros.
¡Joder, no seamos simples espectadores de la vida! ¡No dejemos que nuestro nombre se borre de la historia el día de nuestra muerte! Hagamos algo grande, algo de valor, algo que para nosotros sea mejor que cualquier cosa que nadie ha logrado jamás. No por construir la torre más alta del mundo se hace algo grande, no por dirigir un país se es grande. Una persona es grande cuando hace sonreír a la gente de su al rededor día a día, cuando es alegre y contagia su alegría, cuando ayuda, cuando sueña, cuando ríe, cuando vive. Sé grande en tu vida, porque es tuya, tú eres el protagonista de tu obra, solo por eso ya eres grande.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

'Y morirme contigo si me matas, y matarme contigo si te mueres'.

Acabo de verte, me pongo a pensar. Recuerdo todo lo que fuimos y lo que nunca seremos, aquello que se prometió y que nunca se cumplirá. Y sí, quizá sea la mujer más pesada del mundo por recurrir al mismo tema una y otra y otra y otra vez, yo también me doy cuenta, pero no puedo evitarlo.
Recuerdo como el siempre se acabó, y como me sentí cuando eso pasó. Fue como si me estrujaran el corazón, como si me lo arrancaran en vida, fue el golpe más duro recibido hasta el momento.
Aun que quiera negarlo aun me duele, quizá porque en el fondo sigo queriendote de forma especial, ya no como algo más, si no como aquel primer amor de una chiquilla inocente.
Me paro a pensar en como me siento si te pienso, y en como me siento si no estás, si no tengo noticias de ti, observo mis reacciones y las analizo y llego a la conclusión de que quizá decirte adiós haya sido, sea y será una de las mejores decisiones que he tomado en la vida. No quiero hacerlo, pero algo me impulsa a ello.
Aun que volviéndolo a pensar, como dijo el gran Sabina: 'porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren'.

sábado, 17 de agosto de 2013

Coleccionista de recuerdos enterrados en arena de la playa.

Después de un largo viaje desde una ciudad escondida dentro de la península por fin llegas a aquella ciudad costera tan anhelada. Me encanta el mar, quizá sea por su inmensidad, quizá porque lo tengo lejos durante todo el año y solo lo disfruto unos días, no sé, pero me encanta.
Me encanta sumergir mis pies en la arena, respirar y oler a mar. Extender la toalla, mirar a la nada y a todo. Mirar aquel punto donde el mar y el cielo se hacen uno, donde todo acaba, o todo empieza.
Me encanta tirarme en la toalla, disfrutar del sol, relajarme, cerrar los ojos, y olvidarme del mundo, simplemente escuchar el ruido de las olas y sentir como se aleja poco a poco de mi cabeza.
Me encanta bañarme en el mar, sentir las olas golpeando levemente toda la superficie de mi piel, sentirme ligera, sentir que no valgo nada, que no soy nada en la inmensidad del universo.
La gente colecciona cosas, sellos, mariposas... Yo colecciono arena de la playa, de cada playa a la que voy intento traerme una botellita de arena, que irá a parar a mi habitación, en una estantería, cogiendo polvo, pero con el fin de recordarme lo bonito que es el mar, lo grande que es el mundo y lo pequeña que soy yo.
Ese arena está destinada a recordarme momentos únicos, irrepetibles, efimeros. Está destinada a recordarme que existe un lugar donde todos mis problemas se olvidan, donde nada es tan malo como parece. Está destinada a hacerme volar.

martes, 6 de agosto de 2013

Qué grande es ser pequeño.

Es curioso ver como la gente cambia, se desvanece o simplemente desaparece de tu vida. Es curioso ver como alguien que creías importante se va, lo más curioso de todo es lo que duele, sin darte cuenta, duele. Quizá sea porque te has acostumbrado tanto a la presencia de esa persona en tu vida que pasa desapercibida, pero créeme, que por muy poco que la veas, cuando desaparezca lo notarás. Sentirás que te falta algo, que ya no estás completo, y es que cada vez que una persona se marcha de nuestra vida algo de nosotros desaparece con ella.

domingo, 4 de agosto de 2013

Esfuérzate en vivir feliz el hoy para que mañana tengas un ayer que sea bonito recordar.

Nos gustaría ser eternos, vivir para siempre, que todo durara eternamente, por eso regalamos siempres, infinitos y demás palabras o símbolos que representan una larga duración en el tiempo. De lo que no nos damos cuenta, o no nos la queremos dar es que nada es eterno, es imposible. El ser humano se consume poco a poco, así como se consume la fama, el dinero y el amor. Nos esforzamos tanto en hacer que todo dure el mayor tiempo posible que nos olvidamos de disfrutar al máximo cada momento que se nos ha regalado, y que nunca sabemos cuándo va a acabar.
Mi madre de pequeña, cuando algún juguete se me rompía y yo estaba triste me decía algo así como 'no llores, si se ha roto es porque lo has usado, has disfrutado jugando con él y es normal que se rompa, nada se puede conservar para siempre'.
Esa reflexión yo la traslado a mi yo de hoy en día, al yo que tiene 17 años, que ve como las parejas se rompen, como el amor se acaba, como los amigos se van, y como los recuerdos se olvidan. Nada dura para siempre, tristemente pasa, y como pasa, y es algo desgraciadamente normal ¿por qué nos esforzamos en lamentarnos, en llorar o en intentar olvidar aquello que consideramos un error?, ¿no sería mejor dar las gracias por aquello que fue, sonreír por los buenos momentos que se nos regalaron y dar gracias por aquello que consideramos un error? Porque de los errores se aprende, así como aprendemos de las experiencias, cojamos lo bueno de todo, aprendamos y mejoremos, porque si nos pasamos la vida lamentándonos de aquello que terminó, que ya pasó, o que no debería haber empezado nunca podremos lograr ser felices.

viernes, 21 de junio de 2013

Tenía tanto que a veces maldigo mi suerte, a veces la maldigo por no seguir contigo.

Maldigo al que inventó el amor, el romanticismo y la pasión. Maldigo al inventor del cariño, de la amistad y del roce. Maldigo al inventor de los celos, de las comeduras de cabeza y de las rabietas. Maldigo al inventor de llantos hasta quedarse seco, del consultar con la almohada  las decisiones importante. Maldigo al inventor del miedo al qué dirán, de la vergüenza y del miedo en general. Maldigo al inventor de los bulos y de las millones de formas posibles de hacer daño a una persona. Maldigo al primero que rompió un corazón y maldigo a todos aquellos que lo toman de ejemplo. Maldigo los tópicos para dejarte, como el 'no es por ti, es por mi'. Maldigo al inventor de los mensajes románticos, de los te quiero y del vamos más allá. Maldigo al primero que dijo 'siempre' y no lo cumplió. Maldigo a todo aquel que dijo hasta el infinito y más allá y solo aguantó un par de metros corriendo. Maldigo al inventor del 'nunca nos separaremos' y 'siempre juntos', y maldigo a los que dijeron eso y duraron dos meses. Te maldigo a ti, que ocultas tus miedos metiéndote con otros. Me maldigo a mi por dejar que tus palabras me afecten. Me maldigo a mi, que me afecta el amor, el romanticismo y todo lo ñoño, que me dejo llevar por lo que es justo para todos, aun que sea malo para mi.
Maldita yo que no sabe ser egoista y pensar en ella misma. Maldita mi mente que me hace pensar como pienso. Malditos aquellos que me mostraron un pensamiento diferente al del resto. Y malditos mis sentimientos, que son los que hacen que sienta miedo de mostrarme al mundo.

Siempre nos quedarán amaneceres.

Siempre me quedará esa manía de buscar tu nombre. Siempre me quedará esa manía de buscar si estás. Si me esperas. Siempre me quedará esa manía de querer saber si me buscas, si me encuentras, si sigues pensando en mi. Quién me lo iba a decir después de tanto tiempo, después de tantos 'todo irá bien', después de creer cientos de veces que te he superado, que ya no eres parte de mi, que te iba a seguir buscando por donde quiera que pase, y que todo me recordaría a ti. Quién me iba a decir que al final de todo, ibas a seguir siendo mi idiota, por encima de todo, por encima de todos.

domingo, 28 de abril de 2013

¿Adiós? ¿Hasta pronto? ¿Hasta nunca? ¿Hasta siempre?

¿Qué pasa cuando todo el mundo cambia a tu al rededor? ¿Qué pasa cuando te das cuenta de que las personas en las que más confiabas y a las que más querías han cambiado demasiado y ya no son como eras? ¿Qué pasa cuando tú te quedas estática y no cambias como los demás?
Eso es lo que se me pasa por a cabeza ahora. No entiendo cómo puede cambiar tanto la gente por una polla o por un coño, y sí, ahora me refiero al órgano sexual y no a la persona que va unida a él, a eso iré después.
Me parece increíble como en un par de meses la gente hace de su pareja su vida olvidándose de que tiene la suya propia y no quieren darse cuenta de que eso algún día acabará, estarán jodidos y cuando realmente lo necesiten no tendrán a nadie que vaya a consolarles porque han cambiado a todas las personas que de verdad la querían por gente que estará de paso en su vida unos meses.
¿De verdad te merece la pena? Sé que yo no te puedo dar consejos de en qué posturas te puedes tirar a tu novio, ni te puedo prestar ropa, ni salir contigo de fiesta. Sé que pensamos de manera diferente, que no somos para nada iguales, pero tampoco quería serlo. Eso es lo que nos hacía amigas, que eramos diferentes.
Ahora tú me usas cuando no tienes a nadie con quien salir, me dejas de hablar y si no te hablo yo puedes estar vidas enteras sin decirme nada. Cuando me preocupo por ti siempre tienes alguna escusa para no contarme qué cojones te pasa, confías antes en los demás que en mi cuando creo que te he demostrado una y mil veces que puedes confiar en mi, y creo que ya deberías haber aprendido que los demás te dan la patada antes o después.
Últimamente cuando hemos quedado siempre nos quedamos en alguna casa viendo una peli, lo que me hace pensar que te avergüenzas de mi.
Pues muy bien, chiqui.
Hasta aquí ha llegado mi paciencia. Hártame de friki, de gilipollas, de lo que tú quieras, pero que sepas que conmigo el ir de victima no te funciona. Que sepas que ellos se van a acabar cansando de ti, como hace todo el mundo, y te quedarás sola. Que sepas que yo ya no estaré allí.

sábado, 6 de abril de 2013

¿Compartimos primavera?

Es curioso, me gustas y no quiero que me gustes. No sé si te gusto y no sé si lo quiero saber.
Es curioso que me ande quejando de que no tengo novio y que cuando se me presenta la oportunidad de decirle que me gusta deshecho la idea al segundo de que se me venga a la cabeza.
Lo hago porque tengo miedo. Tengo mucho mucho miedo. Te tengo miedo a ti, a mi, a que no te guste, a que no sepa reaccionar, a bloquearme, a romper la amistad, a que sea incomodo, a que no funcione, a que se acabe, a que te vayas, a que me vaya, a hacerte daño, a hacerme daño, a que te hagas daño y a que me hagas daño. Tengo miedo a una infinidad de cosas y esto, obviamente, tú jamás lo sabrás porque en realidad soy demasiado cobarde para decírtelo.
No sé si es mi inseguridad mezclada con todas las hostias que me he dado en el tema del amor. Si es que nunca he sido capaz de declararme directamente a alguien, de decir te quiero, de sonreír sin miedo a lo que piensen los demás de nosotros. Quizá sea porque eso solo me haya pasado una vez, y la vez que me pasó me engañaron de tal manera que aun sigo con cara de gilipollas y eso que se acabó hace más de un año.
No sé si es que te tengo miedo. No sé si es que me tengo miedo. No sé si soy gilipollas. No sé si me arrepiento. No sé si quiero que lo sepas. No sé si quiero saberlo. No sé nada en realidad.
Pero déjame que te diga que si algún día me dejas que te quiera, te querré a mi manera. Déjame que te diga que algún día seremos felices los dos juntos, que compartiremos amaneceres, primaveras, cama y almohada. Déjame que te quiera como a nadie, déjame que te quiera hasta que duela. A cambio solo te prometo hacerte feliz. Te prometo que no todos los días serán buenos, pero sí que serán los mejores. Te prometo que me dejaré querer. Te prometo que no seremos una pareja convencional. No quiero seguir estereotipos, ni modas, ni guiarme por lo que diga la gente. Quiero sentir y hacer lo que siento y lo que creo correcto. Quiero ir por la calle contigo, de la mano, y ser la envidia de todo el mundo. Quiero hacer el bobo y reírnos, quiero que te de igual mi aspecto. Quiero que me quieras.
Quizá pida demasiado. Quizá nunca se cumpla. Habrá que esperar para averiguarlo.
Mientras tanto yo seguiré hablando contigo como si nada de esto se me pasase por la cabeza. Mientras tanto seguiré comiéndome el coco. Mientras tanto seguiré intentando superar mis miedos.

http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=dwkhehvXnlk&NR=1

sábado, 9 de febrero de 2013

Cada cosa a su tiempo, no corras que todo llegará.

Puede que sea especial, o puede que sea una más del montón. Puede que no tenga amigos, que no me relacione con nadie, o que nadie quiera relacionarse conmigo. Puede que no salga de fiesta como vosotros y llegue a casa sin saber nada, ni acordarme de nada de lo que he hecho. Puede que los domingos yo no tenga resaca, ni dolor de cabeza, ni vaya vomitando por todas las partes de la casa, pero también puede que vosotros seáis gilipollas por hacerlo. ¿No sabéis divertiros sin beber? ¿No lo podéis pasar bien sin liaros con un montón de gente la misma noche? ¿No podéis sentiros bien con vosotros mismos sin reíros de los demás?
Puede que vosotros os riáis de mi por no salir de fiesta, por no beber, por no tener novio, o por ser como soy, pero vosotros a mi me dais pena, porque yo esos momentos los puedo recuperar cuando quiera, la vida
es muy larga y vosotros os la estáis acortando poco a poco.
Va a llegar un punto en vuestra vida que os vais a arrepentir de muchas de las cosas de las que estáis haciendo ahora, os lamentaréis por lo que pudisteis haber hecho y no hicisteis. Ese día yo seré quién me ría de vosotros, aun que eso sería ponerme demasiado a vuestra altura.

domingo, 20 de enero de 2013

Carta a una misma.

Querida yo:
Hoy no vengo a decirte nada que no sepas, al fin y al cabo vivimos en el mismo cuerpo las 24 horas del día, compartimos la mente, aun que muchas veces no los pensamientos, ni las opiniones, ni las razones, ni las emociones. Somos una misma persona, un yo.
Te escribo esto porque últimamente he notado que tu autoestima está bajando demasiado, más de lo normal, y quería recordarte lo mucho que tú vales.
Puede que tu sonrisa no sea perfecta, pero es preciosa. Puede que tus gafas no dejen ver tus ojos, pero son muy bonitos. Puede que tu pelo sea indomable, pero en cierta manera, te representa. 
Quieres ser tantas cosas de mayor, y a la vez no quieres ser ninguna. No dejes que nada te desanime, ni que nadie te diga que no sirves, porque si te dicen que no vales, ya sabes que es porque ellos lo intentaron antes y fracasaron. No dejes, jamás, que te digan cómo tienes que ordenar tu vida. Tu vida es tuya y de nadie más, así que vive cada momento, cada instante, cada segundo como si fuera el último. Aprovecha cada tiempo para recordarte lo preciosa que eres por dentro, y por fuera. Porque puede que tu cuerpo no te guste, que lo odies con todas tus ganas, que hayas intentado cambiarlo de mil maneras posibles, pero ya sabes que ese es tu cuerpo amiga, y no puedes evitarlo.
Aprende a aceptarte tal y como eres, con tus errores, con tus defectos, con tus fallos, pero también con tus aciertos y virtudes, y con las cosas buenas que tienes, pocas o muchas, da igual. Quierete a ti misma más que a nadie en este mundo, porque si no te quieres tú, nadie te va a querer. Haz lo que quieras, pero si lo haces, hazlo por ti, porque te apetece, porque realmente tienes ganas de hacerlo.
No sigas las modas, no seas una más, sé diferente, sé especial, sé tu misma.
¿Sabes? Me encanta cuando estás bien, cuando sonríes, cuando te ríes, cuando bailas, aun que te mueves como un pato mareado, sola o acompañada. Me encanta el interés que muestras por ciertas cosas, la curiosidad que te mueve, aun que la vagancia te pueda. Me encanta esa manera que tienes tan especial de hacer sonreír a la gente, de preocuparte primero por ellos antes que de ti misma, pero eso tiene que cambiar. Sé un poquito egoísta, piensa en ti, actúa por ti, vive por ti. 
Aprovecha. Disfruta. Ríe. Siente. Toca. Canta. Baila. Duerme. Llora. Muévete. Camina. Besa. Enamorate. Quierete. Ama. 
Sé que tienes una lista de cosas que hacer antes de morir, asegúrate de que cuando vayas a morir, hayas cumplido todo lo de la lista o no, sientas que todo lo que has hecho en esta vida ha sido por algo, ha merecido la pena.
Puede que ahora no tengas novio, no lo busques, deja que aparezca, que la vida te sorprenda. No desesperes porque los demás tengan pareja y tú no, ya sabes que todo tiene un final, antes o después, y sabes que el amor no es eterno, el amor se convierte en cariño con el paso del tiempo.
Aprende que en la vida TODO son errores, unos mejores, otros peores.
Date de hostias contra los muros, paredes y cristales, porque solo así se aprende, pero date la hostia sabiendo que lo has intentado, y rectifica sabiendo que te has equivocado.
Poco más me queda que añadir, pequeña yo, poco más que tu no sepas. Aun que sí que es cierto que de vez en cuando necesitamos que nos recuerden que alguien nos quiere, aun que seamos nosotros mismos.
María, te quiero.
Fdo: Tu yo profundo.