domingo, 27 de septiembre de 2015

Suspiros de Marea.

Follar al ritmo de Marea con la voz de Kutxi Romero de fondo.
Acompasar las sacudidas con los acordes de la guitarra.
Clavarnos las uñas cada vez que el Piñas hace de las suyas cantando como solo él sabe.
Que muevas tus caderas con el vaivén de mis canciones favoritas, que se entremezclen con nuestros gemidos y que se cree la más mágica de las canciones.
Gritar de place con cada solo del Kolibri, que acaricies mi cuerpo como él acaricia las curvas de su guitarra.
Mordernos cada vez que la canción cambia.
Corrernos creando el más bonito de los finales de cualquier canción que se haya podido componer jamás.
Morirnos de placer sudando como perros verdes.
Y cantarte el 'Duerme conmigo' y que te quedes en mi cama y que el tiempo se detenga para siempre, porque si estás tú, no me hace falta más.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Arrepentimientos innecesarios.

Me arrepiento de los besos que no te di, de los versos que no te dedique y de los ratos que no pasamos. 
De los amaneceres que no vimos, y de los anocheceres que nos perdimos por ser demasiado orgullosos. 
Me arrepiento de no haberte comido todo lo que podía, de no clavarte los colmillos hasta desgarrarte, de no arañarte la espalda como si fuera un gato, me arrepiento de los polvos que no echamos, y de los gritos que nos callamos.
Me arrepiento de los te quiero que no te dije, y de los te odio que no escuchaste.
Pero de lo que no me arrepiento es de los momentos que pasamos, los buenos y los malos. No me arrepiento de cada tarde planeando salvar el mundo, ni de las horas que pasabamos abrazados hablando de un futuro en el que ambos sabíamos que el otro no estaba incluido.
No me arrepiento de los gritos, de los portazos, ni de los errores que cometimos. Porque somos lo que fuimos, y seremos lo que somos.
No me arrepiento de haberlo intentado mil veces, ni de las tardes llorando, ni de todos los insultos que nos dijimos.
No me arrepiento de aquellos besos que nos dimos escondidos por las esquinas, de como nos cogíamos la mano disimuladamente, ni de cuando decíamos que tú y yo no eramos nada, porque eramos alguien.
No me arrepiento de odiarte, ni de quererte. Porque te odié como a nadie y te llegué a amar más que a mi misma.
No me arrepiento de idealizarte, ni de pensar que pude haber hecho de ti en mi cabeza algo que no era real, alguien que no eras tú. Porque tú no fuiste como yo quería, ni yo como tú quisiste, y no me arrepiento.
No me arrepiento de haber caído contigo, ni me arrepiento de habernos levantado, juntos o por separado.
Me arrepiento de todo lo que no hicimos, pero no de todo lo que nos dijimos.
Porque te quiero, y te odio, porque fuimos uno, y siempre lo seremos. Porque tú y yo no somos nada, sino alguien.
Porque ''siempre nos quedará una luna muda, y el tibio escalofrío de los versos de Neruda''.