domingo, 24 de abril de 2016

Difícil.

Hoy, 24 de abril, hace justo un mes que se murió mi abuela. Hace justo un mes que no sentí dolor, sentí pena por ella, por la vida que había llevado, por la muerte que tuvo y por todo lo que dejaba aquí, pero no sentí dolor.

Fue tan rápido que a penas tuvimos tiempo para asimilar que se estaba yendo, la verdad que yo nunca he tenido una relación muy estrecha con mis abuelos maternos, no sé, cosas de la vida que pasan, personas difíciles, circunstancias difíciles que cuando creces te das cuenta de que hay gente que simplemente es mejor no tener en tu vida.

En los últimos años no llegaban a cuatro veces por año las que hablaba con ella, y muchas menos el ir a verla, y eso que vivíamos a dos calles y sin que me pese reconozco que cada vez que lo hacía era por mi madre. ¿Qué cruel? No, simplemente las circunstancias.

Por suerte o desgracia yo pasé con ella su última tarde en el hospital, con una mujer desorientada, con carácter, que lo único que pedía era irse a casa. Ni rastro de la mujer que había conocido. Creo que ella lo sabía, se pasó toda la tarde llamando a sus hijos y a sus padres. 

Y ahora me doy cuenta de lo poco que sabía de ella, y de lo poco que a día de hoy se. 
De nuevo, cuando pienso en ella solo me provoca lástima y ternura, porque pese a todo no era una mala mujer, al contrario, era una luchadora, simplemente le tocó una vida difícil y un marido difícil.

La familia de sangre no la podemos elegir, es la que nos toca, pero si podemos elegir las acciones a tener con nuestros familiares, la manera de comportarnos y de tratar a la familia. 

Ni si quiera sé qué pretendo con esto, más que desahogarme y quedarme tranquila y vacía por dentro. 
Porque yo no creo que sea la culpable del rechazo que nos ha generado esa familia, ni soy culpable de haber tomado la decisión de alejarme lo máximo posible de esa parte de la familia por mucho que pueda resultar increíble o cruel, sería hipócrita decir que a la familia hay que aguantarla porque es lo que toca, y que a los abuelos hay que quererlos porque son los que nos han dado a nuestros padres, yo a los cuatro los amo por ello, pero abuelos solo he tenido dos, y más que abuelos han sido como mis segundos padres, son los que practicamente me han criado cuando mi madre no podía, con quien me pasaba los fines de semana y los veranos enteros, quienes se reían conmigo, quienes me apoyaron en mis decisiones y quienes se preocuparon por mi. Y me da lástima que no fuera así con ella, que dos niños no tienen culpa de nada, y que el desprecio se paga.

Aun con todo y con eso, le deseo todo lo mejor donde quiera que esté y lo único que me gustaría haberle dicho es que no le guardo rencor, y que ojalá pudiera haberla conocido mejor. 

domingo, 24 de enero de 2016

Y justo cuando más perdida estaba fue cuando me encontraste.

Nos perdimos entre vasos y besos en cualquier bar de mala muerte, besos que nos comían por dentro.
Nos perdimos entre las ganas de ser uno, entre pasión y sábanas húmedas. Nos perdimos entre un aquí te pillo aquí te mato, nos perdimos repitiéndolo más lento y más pasional.
Nos perdimos entre besos fugitivos por las esquinas.
Nos perdimos entre polvos de ensueño, de esos que te hacen gritar hasta quedarte sin respiración, de esos pasionales y viscerales donde solo hay atracción y locura y el amor es una palabra inexistente. Donde se folla con rabia y desenfreno, donde no hay cosas prohibidas y un mundo por explorar se abría ante nuestros ojos.
Nos perdimos entre mis uñas clavadas en tu espalda y tus dientes clavados en mis hombros, porque me encanta que me muerdas, y te encanta que te arañe.
Yo me perdí en tus lunares y tú en mis caderas, nos perdimos entre gritos que nos dejaron secos en una habitación cualquiera.
Nos perdimos en nuestra propia ciudad, viendo el firmamento sin dejar de mirar el techo.
Qué suerte habernos perdido esa noche, y qué suerte habernos encontrado.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Me encanta el mundo, si es contigo.

Me encantan las noches si son contigo. 
Me encantan los  momentos sentados en cualquier mesa de cualquier bar, con una cerveza en la mano, aquellos momentos en los que nos creemos capaces de mejorar el mundo, y discutimos formas de mejorarlo y arreglarlo todo, lo que nunca te he dicho es que contigo, mi mundo ya es mejor.
Me encantan las noches que nos quedamos hablando de cosas insignificantes hasta las tantas, aunque al día siguiente tengamos que madrugar y estemos muertos de sueño.
Me encantan los ratitos que sacamos de donde sea para vernos, o para hablar, o para preguntarnos qué tal el día. Porque no necesitamos estar todo el día hablando, pero cuando lo hacemos se me pasa el día volando.
Me encanta salir de tranquis a las seis de la tarde y volver casi al amanecer y no haber hecho más que hablar, de todo, de cosas profundas, de cosas superfluas, de sentimientos privados y de cosas banales.
Me encanta el sexo, nuestro sexo. Me encanta haber descubierto que puede ser apasionado, salvaje y lleno de amor todo a la vez.
Me encanta el mundo, si es contigo.

sábado, 3 de octubre de 2015

Ese triste día el cielo ganó una estrella

A veces hay pérdidas que también son ganancias, porque de todo se puede sacar algo positivo.
Perdimos una persona pero ganamos una estrella que nos guía y nos protege, que nos alumbra y nos señala el camino, que siempre está ahí para hablar con él, para contarle las buenas noticias, y las no tan buenas, para consultarle nuestras dudas y contagiarle las alegrías. Porque incluso en las noches nubladas de tormenta hay estrellas aunque tú no las veas, porque por muy lejos que puedas ir las estrellas siempre te acomparán en tu caminar.

''Mira las estrellas, los grandes reyes del pasado nos observan desde ellas. Y cuando te sientas solo recuerda que esos reyes estarán ahí para guiarte''. (Mufasa, El rey león)

Si decides quedarte...

Si decides quedarte te prometo mil amaneceres y mil lunas.
Si decides estar a mi lado te prometo mil primaveras y mil inviernos, te prometo abrazarte cuando haga frío, consolarte en los malos momentos y besarte sin venir a cuento.
Si decides estar conmigo te daré lo más exacto de mi, mis mejores defectos y mis peores virtudes, mis locuras y mis sosiegos, mis enfados y mi felicidad.
Si decides quedarte prometo quererte cada día un poquito más, aunque parezca imposible.
Prometo cuidar de ti, y acariciarte el pelo cuando estés cansado.
Si decides quedarte te prometo una vida a mi lado, pero si decides marchar asumiré el dejarte ir y te desearé mil amaneceres y mil lunas con aquella persona que logre amarte tanto como te quiero yo.

''Si decides marchar, te espero tranquila, que ya volverás.
Si te pretendes quedar, asumo el riesgo de oír todo lo que perdí.
Si me dan a elegir, te ofrezco lo más exacto de mi.
Decoro defectos con el fin de ser perfecta para ti, de ser perfecta para mi, para los dos''.
Para los dos, Rozalén