domingo, 4 de agosto de 2013

Esfuérzate en vivir feliz el hoy para que mañana tengas un ayer que sea bonito recordar.

Nos gustaría ser eternos, vivir para siempre, que todo durara eternamente, por eso regalamos siempres, infinitos y demás palabras o símbolos que representan una larga duración en el tiempo. De lo que no nos damos cuenta, o no nos la queremos dar es que nada es eterno, es imposible. El ser humano se consume poco a poco, así como se consume la fama, el dinero y el amor. Nos esforzamos tanto en hacer que todo dure el mayor tiempo posible que nos olvidamos de disfrutar al máximo cada momento que se nos ha regalado, y que nunca sabemos cuándo va a acabar.
Mi madre de pequeña, cuando algún juguete se me rompía y yo estaba triste me decía algo así como 'no llores, si se ha roto es porque lo has usado, has disfrutado jugando con él y es normal que se rompa, nada se puede conservar para siempre'.
Esa reflexión yo la traslado a mi yo de hoy en día, al yo que tiene 17 años, que ve como las parejas se rompen, como el amor se acaba, como los amigos se van, y como los recuerdos se olvidan. Nada dura para siempre, tristemente pasa, y como pasa, y es algo desgraciadamente normal ¿por qué nos esforzamos en lamentarnos, en llorar o en intentar olvidar aquello que consideramos un error?, ¿no sería mejor dar las gracias por aquello que fue, sonreír por los buenos momentos que se nos regalaron y dar gracias por aquello que consideramos un error? Porque de los errores se aprende, así como aprendemos de las experiencias, cojamos lo bueno de todo, aprendamos y mejoremos, porque si nos pasamos la vida lamentándonos de aquello que terminó, que ya pasó, o que no debería haber empezado nunca podremos lograr ser felices.

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