En momentos como este, cuando sientes que no vales nada, que nada merece la pena y solo la música te acompaña, te das cuenta de lo bonita que es la vida, de lo puta que es y de que nos trae locos. Te das cuenta que en este mundo no hay blancos puros ni negros absolutos, el blanco siempre es un blanco roto, y el negro un negro apagado tirando a marrón. Te das cuenta de que ni lo malo es tan malo, ni lo bueno tan bueno. Que a lo mejor merece la pena vivir, que no va a ser fácil superar todo lo sucedido, pero poco a poco lo estamos consiguiendo, hemos estado peor...
Es difícil sentir que se derrumba todo, pero más difícil es volverlo a construir, pero se intenta, porque la vida se basa en eso, en construir edificios de felicidad y que vengan nubes amargas y escondan los edificios, pero por mucho que se escondan, seguirán estando ahí y tienen cimientos tan fuertes que aun que algún piso se caiga no será difícil volverlo a construir.
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