lunes, 9 de abril de 2012

Todo tiene su fin. Los para siempre nunca son eternos.

El día 17 de enero de 2012 se acabó lo que empezó casi diez meses antes, el 28 de marzo de 2011.
Han sido unos meses...intensos, no se podrían describir de otro modo.
Los primeros fueron geniales, aun se me pone una estúpida sonrisa en la cara al recordarlos, luego llegó el verano, ahí le eché de menos y no sé por qué.
Después de verano dejamos de hablar, tanto como antes. Un par de meses más tarde empecé a sospechar y mis dudas se confirmaron. Siempre se me dio bien investigar. Tardó en explicármelo, vaya que si tardó. Pero al final lo hizo, me dijo la verdad, o lo que yo creía que era la verdad, lo acepté, le perdoné, me hice a la idea y volví a quererle, ciertamente nunca dejé de hacerlo. Pero las cosas se volvieron a torcer, y le cacé de nuevo. Pero esta vez utilicé un método diferente al anterior. Quería que me contestase de inmediato y quería replicarle nada más que lo escribiera, y esperé, simplemente esperé, no quise investigar más, algo dentro de mi no podía.
La espera mereció la pena, el día 17 se vieron confirmadas todas mis dudas finales, la conversación empezó con un '¿tú no te cansas nunca de mentirme?', a lo que me respondió 'no sé que contestarte', y yo te repliqué 'la respuesta es fácil, o sí o no'. Tardó en contestar pero finalmente puso mi más temida respuesta, sí. Después de una larga charla en la que se auto insultó varias veces, se acabó. Todo se acabó, yo lo dije, pero la decisión estaba tomada desde mucho antes. Pero lo que más me duele de todo es que no confiase en mi. Me duele que me haya mentido, engañado, pisoteado y manejado a su antojo, pero lo que más me duele es que yo haya sido un simple juguete para él, cuando se cansó de mi me tiró al suelo y me abandonó, olvidándose de mi como si no no hubiese significado absolutamente nada para él. Quizá lo que él no sabe es que mientras me hablaba me puse a temblar, podría ser por el frío o las ganas de llorar, pero no era por eso, era por la rabia.
La rabia me consumía, pero por primera vez no lloré. En el fondo le estoy agradecida, me ha enseñado muchas cosas con su infinita ignorancia.

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