sábado, 24 de mayo de 2014

Entonces te das cuenta de aquello que tenías y que no volverá.

'A veces llega un momento en te haces viejo de repente'. Eso es un poco lo que me ha pasado a mi, siempre me he considerado una persona bastante madura y, dentro de mis posibilidades, altamente independiente, pero no te das cuenta de lo que en realidad eres hasta que de verdad maduras.
No sé si habrán sido las pérdidas, el curso o el futuro lo que me ha hecho darme cuenta de que de verdad ya no soy una niña, y de que no volveré a serlo, y en cierta manera lo echo de menos.
Cuando estás en la típica 'edad del pavo' lo sientes todo muy extremo, cuando amas lo haces en cuerpo y alma, cuando algo te duele sientes que te quieres morir, cuando te ríes lo haces hasta llorar y expirar el último aliento, y cuando lloras lo haces hasta deshidratarte.
Sin embargo, cuando creces los sentimientos son más neutrales, menos exagerado. Ya no sientes esos extremos, ni esos cambios de humor repentinos, sientes que has dejado atrás una bonita etapa que, pese a que no siempre fue feliz, recordarás siempre con cariño y te das cuenta de que en verdad lo echarás de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario