miércoles, 19 de marzo de 2014

San José, emociones, dolor y otros sentimientos.

Hoy es un día de emociones y yo una persona sensible en proceso de superar el duelo.
No sé si es por la fecha, por el duelo en sí o por ambas, pero hoy me encuentro especialmente cansada, abatida y sensible.
Hablar con ella es lo más duro, recordarle a él es aun peor, en fechas como hoy especialmente. Supongo que el primer año es el peor, todas las fechas importantes por primera vez con una ausencia notable. Si a principios de diciembre me hubiesen preguntado que cómo creía que iba a pasar el día de mi cumpleaños hubiese dicho que feliz, los dieciocho eran muy ansiados, si hoy me preguntan como lo pasé digo que triste y con una presión aplastante en el pecho. Con ganas de llorar, de meterme en la cama y dormir, de retroceder en el tiempo, de quedarme en los diecisiete para siempre con tal de tenerle a mi lado siempre, pero las cosas no pueden ser así por desgracia. Yo solo llevo tres meses sin él y siento como si hubiera pasado una eternidad, no me quiero imaginar un poco más adelante. Y mucho menos quiero imaginar cómo se sentirá mi abuela...
Es muy duro, demasiado duro, enfrentarse a esto sola porque aunque viva rodeada de gente que dice ser mi amiga, en verdad no tengo a nadie a quién contarle de verdad como me siento, a quién abrirme y en quien apoyarme para superar esto.
Caminar a veces es cansado, el camino es duro, pedregoso y cuesta arriba, tengo una sensación permanente en el cuerpo parecida a la que experimenté el día que subí desde Covadonga hasta los lagos atravesando la montaña. A veces quiero caer, pararme a descansar, o a dormir, o a esperar a que alguien haga el camino por mi, pero sé que nadie lo va a hacer, si no camino yo nadie lo hará por mi.
Debemos aprender a ser fuertes a base de golpes, debemos aprender a anteponer nuestro bienestar al del resto del mundo, debemos aprender a caminar sin bastón, a tropezar y levantar. Debemos aprender que ninguna ladera es lo suficientemente profunda para que si caemos rodando no podamos ponernos en pie y volver a subir, aunque tengamos que hacerlo con los muñones ensangrentados.
La vida es sudor, y el sudor es esfuerzo y dolor. Pero el dolor conlleva superación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario