sábado, 26 de mayo de 2012

Mi cuerpo es una cárcel.

Lo sé, estoy obsesionada. Sé que ni estoy tan gorda como pienso ni llegaré a estar tan delgada como imagino. Sé que tengo un problema, lo reconozco, pero no voy a hacer nada por cambiarlo. Quiero verme bien a mi misma, me da igual el gustarle a la gente o no. Quiero poder mirarme en el espejo y verme tal y como me gustaría, pero no puedo. Es algo imposible.
No, María, no. Ya es hora de que te aceptes tal y como eres. Puede que no seas la niña más bonita del universo, ni la más delgada, pero tampoco la más gorda. Es hora de que te veas bien con tus curvas y michelines. Si tu te empiezas a ver bien, todo el mundo lo hará. Es hora de que cambies tu forma de vestir, se acabó el usar ropa ancha para intentar disimular tu figura.
Es muy bonito decirlo pero sabes que no lo vas a hacer, no vas a cambiar tu forma de verte por mucho que la gente te diga lo guapa que estás. Para mi siempre seré la misma que hace unos años, me veo mal, pero no lo puedo evitar. Tampoco tengo voluntad para seguir intentando cambiarlo sin ningún resultado.

2 comentarios:

  1. Me encantó tu entrada, no se si es porque me siento identificada en cierto modo, pero de verdad que adoro tu blog.
    Besos,
    la chica de las gafas

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  2. Me alegro de que te haya gustado, el blog...bueno lo tengo un pelín abandonado :$
    Por cierto, me pasé por el tuyo y he de decirte que escribes genial, me gustó muchísimo (:

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